jueves, 8 de octubre de 2015

291 kilómetros y una ilusión perdida.

Ella, nueva en mi lista de problemas,
y mira que parecía una niña buena.
Apareció, como aparece todo lo bueno,
sin hacer ruido y calando hasta los huesos.

De la noche a la mañana,
no existía ni la distancia.
Llenó de ilusión cada una de mis grietas,
y sus promesas cada vez eran más completas.

El problema es que la gente no sabe querer,
prometer, ni permanecer.
Con ilusión te suben al cielo,
para después, sin pensarlo, dejarte caer.