domingo, 20 de octubre de 2013

Amor a ciegas.

A oscuras, solo sintiendo su respiración en el cuello, sobraba el resto.

Sin vernos, sin un resquicio de luz, solos, en silencio, usando solo el instinto para encontrar el amor. Amor a ciegas, amor a tientas, amor al tacto de su piel.

Palabras sinceras, cariño del más puro que me dieron en mi vida, lo único que me iluminaba era su mirada, cada vez más amor del que esperaba.

Me tatuaba sus besos en el cuello, marcándome de por vida, era como un vicio, la más fuerte de las drogas que probé jamas, sus labios.

El amanecer llegó mirándonos con envidia desde la ventana.

Nuestros pies se enredaban como nuestras lenguas, como nuestras vidas, entre las sábanas. Gemidos como banda sonora para el oído.

Amor a oscuras, amor enfermo, amor sincero.

domingo, 6 de octubre de 2013

Carta a mi mismo.

Esto no es una carta de suicidio (Quizás suicidio emocional).
Me faltaría el valor para correr hacia una ventana y saltar por ella.
Podría despedirme de todos, sí.
Decir que los quise, que lo siento. Siento no sentir a estas alturas, o algo así.

Que me siento a solas con mi conciencia, bueno a solas.. Con mi miedo, con ese miedo de entender. Entender que me pasó.
Sinceramente me echo de menos.

Hoy no soy yo. O quizás hoy sea más yo que nunca.
Puede que me haya convertido en esto.
En una de tantas personas que llevan tristes tanto tiempo que cuando les preguntan el motivo de su desgana por la vida probablemente ni lo recuerdan.

Puedo decir que echo más de menos su culo que a ella, cuestión de prioridades.
Sigo siendo el desconocido favorito de mi madre.
He visto ojos rotos.
En mi espejo.
He visto mi infierno.
En el 6 por el que empieza su número de teléfono.

Tengo ganas de acabar con todo, aunque si esto algún día deja de formar parte de mi lo echaría de menos y volvería a buscarlo.