lunes, 22 de junio de 2015

Tu recuerdo.

El recuerdo de una piel puede llegar a doler más que una quemadura. 
Tu recuerdo, claro. De eso estoy hablando. De eso hablamos siempre tu ausencia y yo. 
Tú estás hecha a prueba de fuego y nada te rompe el corazón, ya lo sé. Ojalá, de verdad, ojalá pudiese yo también ser así.
Me he sentado a esperar que pase el tiempo y que mis sentimientos más profundos me abandonen.
Que vuelvas.
Que vuelvas y me abandones otra vez.
Abriendo de nuevo la herida a la que tus recuerdos echan sal.
Mira, mírame otra vez.
¿Ves los recuerdos?
Los recuerdos son heridas que supuran lo suficiente como para que,
de forma irremediable,
huelan a ti.