El recuerdo de una piel
puede llegar a doler más que una quemadura.
Tu recuerdo, claro. De eso estoy hablando. De eso hablamos siempre tu ausencia
y yo.
Tú estás hecha a prueba de
fuego y nada te rompe el corazón, ya lo sé. Ojalá, de verdad, ojalá pudiese yo
también ser así.
Me he sentado a esperar que
pase el tiempo y que mis sentimientos más profundos me abandonen.
Que vuelvas.
Que vuelvas y me abandones
otra vez.
Abriendo de nuevo la herida
a la que tus recuerdos echan sal.
Mira, mírame otra vez.
¿Ves los recuerdos?
Los recuerdos son heridas que supuran lo suficiente como para que,
de forma irremediable,
huelan a ti.
Mira, mírame otra vez.
¿Ves los recuerdos?
Los recuerdos son heridas que supuran lo suficiente como para que,
de forma irremediable,
huelan a ti.