Me estoy
curando, o eso creo entender. Estoy más cerca de ser 'una persona feliz' o eso
dicen. Aunque más bien creo que no estoy cerca de ser feliz, sino que estoy
cada vez más lejos de mi. Ya no intento curarme, estoy aprendiendo a vivir con
la herida.
El mundo de
los tristes tiene atractivo únicamente para las personas felices a las que no
les falta un trozo de alma. Aunque he visto personas felices llorar, sí.
He visto
felices queriendo entrar en la tristeza por el mero hecho de escribir algo que
arranque una reacción, pero no se dan cuenta de que esas líneas no se escriben,
se sangran. No se dan cuenta de que la tristeza conmueve desde fuera. Y si
realmente leer algo triste por mínimo que sea te recuerda a ti te aseguro que
no eres tan feliz como creías.
Yo era
feliz, puedo decirlo, me levantaba sin pensar en cuantos días me quedarán así.
Sonreía. Y
al principio tenía miedo, pensaba que alguien feliz no podía escribir esto.
Después me
di cuenta de que me había convertido en alguien gris, triste.
Sangraba
encima del papel y le pillé el gusto.
Dejé de
luchar por salvarme.
Hice de lo
triste lo mío. O la tristeza me convirtió en algo suyo, no recuerdo.
Los felices
ignoran eso. Yo mismo lo ignoraba.
Ser feliz
para mi no tenía mérito pero he recordado que la ignorancia es la felicidad.